No te compares

Escrito el 17/12/2024
salomeperalta13


querer siempre tener más y más”. Eclesiastés 6:9 (PDT)

El primer paso para ser una persona con contentamiento es dejar de compararte con los demás. ¡El problema es que compararse es el deporte favorito del planeta! Naturalmente lo hacemos todo el tiempo.

Caminas a la casa de alguien más, y lo primero que haces es hacer comparaciones: “¡Me gusta ese piso! ¡mira esas cortinas! ¡Guau, qué televisión!” Pasas caminando a alguien y piensas, “Me gusta lo que le hizo a su cabello; el mío se ve terrible hoy”. Constantemente estás comparando, y eso te mantiene frustrado. ¡Tienes que dejar de hacerlo! Si vas a aprender sobre contentamiento, debes dejar de comparar tu vida con la de todos los demás.

También debes aprender a admirar si querer adquirir. Necesitas aprender a regocijarte en la prosperidad de otros sin estar celoso y envidioso y sentir como que tú también lo tienes que tener.

Este es uno de los principios más grandes que los seres humanos no entienden. ¡No tienes que ser dueño para disfrutarlo! Tal vez te gusta vacacionar en las montañas. ¿Por qué tendrías que comprar una cabaña en las montañas cuando solo puedes rentarla o incluso pedirla prestada una vez al año, cuando vas a la montaña? Ser dueño no es la única forma de disfrutarla.

No es solo una buena idea dejar de comparar; es un mandamiento. Éxodo 20:17 dice, “No codicies la casa de tu prójimo… ni nada que le pertenezca” (NVI).

La codicia es el deseo excesivo de tener más, un pecado tan serio que está incluido en los Diez Mandamientos, y debemos evitarlo. En griego, la palabra “codicia” significa aferrarse con tanta fuerza a algo que no puedes soltarlo. Si Dios te da algo y te pide que lo entregues, pero no puedes hacerlo, eso significa que no eres dueño de ese objeto, sino que ese objeto te está controlando a ti.

Dios no está diciendo que nunca debas desear algo. Eso no es cristianismo; eso sería más bien budismo. El deseo en sí no es malo; de hecho, nuestros deseos provienen de Dios. Sin embargo, cuando un deseo se vuelve incontrolable, eso se convierte en codicia. Desear algo que no te pertenece está mal. Pero en su esencia, el deseo no es algo negativo.

No puedes hacer nada a menos que realmente lo desees. No puedes ser más como Cristo sin tener el deseo de ser más como Él. Por ejemplo, no puedes ser una persona más amable sin desear serlo. No puedes ser más generoso sin desear serlo. El deseo en sí mismo no es malo, pero se convierte en un problema cuando se vuelve incontrolable y sientes que siempre necesitas más. La raíz de este tipo de deseo está en compararte con los demás.

No puedes ser una persona con contentamiento hasta que aprendas a no comparar. ¿Por qué nunca debes comparar? Porque comparar siempre lleva a la codicia.

“Es mejor lo que se ve, que los deseos pasajeros” Eclesiastés 6:9